Patrocinador de la 23ª Semana del Sonido de la UNESCO
Traficante impenitente de serotonina, Barbara Pravi es conocida por fomentar el amor propio (Bravo), la rebelión positiva (Lève-toi) y el respeto a las libertades (Marianne, L’exil et l’asile).
En 2021, su magistral Voilà, convertido en cuádruple single de diamante con más de 200 millones de streams, le valió el segundo puesto en Eurovisión y cimentó su reputación. Gracias a su álbum On n’enferme pas les oiseaux, que vendió más de 100.000 copias en Francia y en el extranjero, ganó el premio a la Mejor Revelación Femenina en los premios Victoires de la musique y el Gran Premio Sacem a la Canción del Año.
Patrona del Colectivo de Arles, un lugar donde las mujeres pueden escucharse y ayudarse mutuamente, la mujer que testificó sobre sus abortos y denunció la violencia tóxica de su primer novio pone una melodía en su gramola personal cada 8 de marzo, utilizando su cascada de bucles y su entusiasmo para ayudar a los demás. Sus canciones beben de sus convicciones, pero también de su árbol genealógico, cuyas ramas se extienden de Serbia a Irán, Polonia y Francia. Para su último álbum, que rastrea su ascendencia, la artista partió de las huellas de una antepasada gitana, bautizada como la Pieva, literalmente la cantante, una viuda que viajaba de pueblo en pueblo por las montañas serbias.
Sobre el escenario, aderezada por una gira de 150 conciertos en 20 países, ha cambiado sus falsos aires de perdiz por una potencia leonina. Sabiendo quererse mejor, siembra la pasión, a la manera de Dalida, cuyos éxitos versionó en el Festival Hyper Weekend de Radio France. Explosiva, girando, agitando los brazos o levantando el puño, tiene la efervescencia de quien se lo toma todo con calma. Generosa, puede provocar una ola en un estadio de 80.000 personas, como hizo en la inauguración de los Juegos de la Francofonía en el Congo, o cantar a piano en la intimidad de una capilla. No faltará a su cita en el Zénith de París el 26 de marzo de 2026.
Crédito de la foto Thibault Manuel
