Skip to main content

«Días bonitos, aperitivos con los amigos, veladas en la terraza hasta bien pasada la medianoche… felicidad para algunos, pero infierno para los vecinos. Cada día, siete millones de franceses están expuestos a niveles de ruido muy molestos. Existe una normativa, un límite de tiempo y un número de decibelios que no se puede sobrepasar. Para evitar conflictos, el Ayuntamiento de Toulouse se centra en la educación. París, en cambio, es mucho más estricto con sus inspecciones sin previo aviso.

Reportaje TF1